30.6.2007
Santiago Auserón y la SGAE
CARTA AL TALLER DE MÚSICS DE BARCELONA, PARA SER LEÍDA EN SU
CONVOCATORIA DEL 21 DE JUNIO DE 2007, DÍA DE LA MÚSICA.
Queridos amigos y compañeros del Taller:
Dado que no puedo asistir a vuestra convocatoria de protesta contra lainiciativa de la SGAE de crear una delegación de la Berklee en Valencia, quiero haceros llegar esta carta de apoyo incondicional, por si creéis oportuno leerla en la rueda de prensa o hacerla pública de otro modo.
La información que me habéis comunicado al respecto me deja preocupado y confuso.
No entiendo cómo la SGAE puede tomar la iniciativa de una operación cultural y financiera de tal envergadura, en beneficio de una escuela privada norteamericana, afectando de forma directa a los intereses de nuestras Escuelas de Música y en particular del Taller de Músics de Barcelona.
Me resulta extraño que la sociedad de recaudación de derechos de autor a la que pertenezco, y a la que considero merecedora de respeto, pueda especular con un negocio así, trazando planes tan condicionantes para el futuro de la música española.
Parece defendible que la SGAE maneje con prudencia y acierto las rentas provenientes de los derechos de los autores, que invierta una parte de ellas en desarrollar la música y la creación en general, en España y en Latinoamérica.
Sería deseable que estimule el contacto, la colaboración y la competencia, en favor de la calidad del aprendizaje, con escuelas extranjeras de prestigio, como es la Berklee de Boston.
Pero es preocupante que se asocie con la Berklee antes de hacerlo con las escuelas que existen entre nosotros. Con ello se decanta por el estilo dominante en el negocio y la política cultural, poco dado a considerar matices y sensibilidades creativas, mostrando su preferencia por un modelo de enseñanza algo distante de nuestras músicas y de nuestro modo de hacer las cosas.
La situación de la música popular en España es enfermiza, de forma endémica, precisamente a causa del predominio de los criterios del negocio internacional sobre las necesidades de la creación autóctona, que en otras condiciones sería capaz de dialogar a menudo con la música de otros pueblos más conscientes de la relevancia social de su música.
En nuestro medio cultural, tan frágil, esos criterios de negocio resultan devastadores. Nos mantienen sometidos a la obligación de empezar una y otra vez desde cero la reconstrucción de un circuito musical que podría ser rico en ideas y materiales, que podría acabar por consolidar un mercado saneado y duradero, si la precipitación, la ambición de fortuna, la manipulación política de la cultura a través de los medios más poderosos, no lo echasen todo por tierra periódicamente, bloqueando toda posible evolución.
Desde mi punto de vista, la SGAE debería contribuir a mantener ese horizonte de fortalecimiento de nuestra creación musical, favoreciendo los proyectos que nacen de la sociedad con voluntad de durar, y no los inquietantes modos de capitalización que dirigen el negocio de la música sin conciencia pública suficiente, imponiendo un dudoso techo en la elaboración de contenidos y criterios artísticos, una losa que empieza ya a pesarnos demasiado.
La labor del Taller de Músics de Barcelona es un modelo de iniciativa musical independiente. Con tesón sostenido durante casi tres décadas, nos ha proporcionado un espacio único para la creación, capaz de renovar y dignificar su entorno urbano. Ha formado a dos generaciones de músicos, promoviendo el acercamiento entre géneros musicales, elaborando ideas y proyectos que se caracterizan por su coraje artístico, contribuyendo primero a elevar nuestras aspiraciones, y luego a hacerlas realidad.
No es comprensible que la SGAE intervenga en el medio de la enseñanza musical arrasando sin contemplaciones, sin respeto suficiente por la tarea del Taller de Músics y de otras escuelas de música españolas, que se mantienen como empresas solventes gracias a su trabajo y su pasión por la música.
Agradezco al Taller todas las sensaciones de estímulo que he encontrado en él: la acogida amistosa, las horas de estudio atento y charla lúcida, la puesta en marcha de proyectos ajenos a toda facilidad mediática o institucional. Para mí es un oasis poético amable, en un circuito frecuentemente hostil hacia sus propios creadores.
Y quiero contribuir a la convocatoria solicitando la atención pública, el debate necesario, reclamando como socio de la SGAE la colaboración de esta entidad para que la política cultural oportunista y las finanzas con poco escrúpulo no ahoguen las iniciativas musicales que nacen de la calle y se atreven a caminar por ella con orgullo.
Larga vida al Taller de Músics de Barcelona.
Con todo mi afecto.
Santiago Auserón.